Capítulo 7
Arthur Callaveri
Era la una y cuarto, y allí estaba ella, enfrente de la puerta de su nuevo colegio. Era grande, de ladrillo y con torres. A su alrededor tenia jardines y a un lado del edificio se podía ver parte de una piscina. La verdad es que era un colegio bonito y grande, tenia pinta de importante, y debía de serlo.
No era un colegio normal al que iban los australianos, no, era un colegio privado al cual no solo iban australianos, iban todos los extranjeros que había en la isla. En el colegio se impartían varias lenguas y cada clase estaba adaptada según las necesidades de cada alumno. Todos los padres que querían que sus hijos fuesen algo grande, les mandaban ahí. Era como, por decirlo de algún modo, el paso antes al éxito. Del colegio salían pintores, actores, escritores, premios nóbeles… Por eso mismo, muchísimas familias de todas partes del mundo mandaban allí a sus hijos. Se llamaba Brishpat School.
-¡Susanaaaaa, muévete! ¿¿ Pretendes que Miss Roquinlgnon nos castigue el primer día de clase?? – Lucia la asalto por detrás, dándola un susto.
Susana y Lucia se unieron al resto de gente, que las estaba esperando en un banco cerca de la puerta.
Casi todos a los que había conocido Susana el día anterior iban a su mismo colegio. Algunos, como Sandra o Ángel, estaban alojados con familias australianas a lo largo de todo el bachillerato; otros, como Ayim, Vivian allí con sus padres –que eran embajadores-. Ayim por culpa del trabajo de sus padres había vivido por todo el mundo; desde Brasil hasta Japón, pasando por Italia, Rusia, España, EEUU…
Lucas y Lucia tenían una historia diferente. A pesar de ser hermanos tenían la misma edad y, es que, resulta que el padre de lucia -viudo y procedente de Italia- había conocido a la madre de Lucas –divorciada y australiana – cuando sus hijos apenas tenían tres años, por eso Lucas y lucia eran mas hermanos que hermanastros.
Lucia iba al Brishpat School porque hablaba, entre otros idiomas, el italiano; y, Lucas iba porque estaba aprendiendo español, el idioma de sus raíces, sus abuelos se habían exiliado a Australia para trabajar.
Entraron en el edificio, por dentro era aun mas alucinante que por fuera. Tenía unas grandes escalinatas de mármol que daban a un primer piso. A los lados del pasillo había unas robustas puertas de madera wengue, que daban un toque de elegancia. Eran las clases. Los suelos estaban recubiertos de impresionantes alfombras que tapaban parte de un brillante suelo de madera. En uno de los pasillos había una sala, sin puertas, que daba lugar a una zona de relax, un gran chimenea, bancos tapizados, librerías, ordenadores y en el medio una gran mesa redonda de madera wengue que, en el centro, tenia grabados un sol y una media luna. Otra vez ese extraño símbolo.
En todas las paredes había fotos, retratos de antiguos estudiantes que habían logrado ser importantes para el mundo; por ejemplo, la mujer del actual presidente de los EEUU había estudiado en este ilustre colegio. También había fotos de actuales estudiantes, que, a pesar de aun no haber acabado de estudiar, ya eran grandes personajes. Un buen ejemplo de esto, era Marcus O´Planeur que, con tan solo 17 años ya era diputado.
Las fotos de grupo, la típica que se saca siempre de los cursos, no estaban en los pasillos, si no en una de las salas de exposición, dedicadas para exponer las obras de aquellos alumnos que estaban estudiando Bellas Artes.
De todas las fotos, la que más le llamo la atención fue la de un chico, que aunque estaba en blanco y negro, se podía ver que tenía los ojos y el pelo claro. Era bastante mono. Estaba en la playa de Sickers, debía de estar de excursión. Era Arthur Callaveri. Surfista y nadador. Ganador de varios premios, entre ellos el premio “Agua”.
-Lucas, ¿Qué es el premio agua?- Preguntó Susana curiosa.
-Se nota que eres nueva- Se apresuro a decir Collin- El premio “Agua” es el mayor honor que puede recibir alguien aficionado al surf, a la natación, etc.… en fin, alguien aficionado al agua. Se entrega aproximadamente cada diez años y el fue el ultimo en recibirlo. Era un gran tío, ¡Si, señor!
-Collin, no te flipes, ni lo conocías- Dijo Andrea saliendo de una clase- Desgraciadamente, en la entrega de premios debió hacer una demostración con la tabla. Era el día perfecto, se avecinaba la gran Ola, una cada 20 años, aunque dicen que este año vuelve debido al cambio climático o no se que cosas…
-y claramente, yo, la voy a coger, serré recordada aún más, esa Ola será mía.- era Sophi que, de “casualidad” había estado escuchando toda la conversación- como dice Andrea, estaba preparado para coger la ola. La cogió. Todo iba bien pero, de repente algo falló. Se cayo,
-Sí, mira, esta es una reproducción idéntica de ella- dijo lucia señalando a la derecha de la fotografía- la original esta en el museo de Sickers.
Era blanca y se podían ver varios dibujos como círculos concéntricos, partes de llamas. Se veía parte de su apellido, Callaveri, escrito. Seguramente estuviese escrito a lo largo de toda la tabla.
-Veo que les interesa el Surf – Era un hombre de unos 50 años, bajito, gordito y con aire amable. – Usted debe de ser la señorita Luantez Callavar ¿No? Soy Don Lorencco, director de esta institución, bienvenida. – Dijo mientras se daban las manos.- ¿No estarán intentando escaquearse de la presentación, no chicos? El concierto y el discurso están a punto de comenzar. Vayan al salón de actos.
-Sííí Don Lorencco...- dijeron todos al unísono.
-Será mejor que vayamos. Es muy amable, pero solo cuando quiere, como se enfade…- dijo Marina.
Todos se dirigieron hacia el salón de actos, era la presentación del nuevo curso y para empezar el grupo musical del colegio iba a interpretar, entre otras, una canción de Bruce Springsteen, “Oh Mary Don't You Weep“canción favorita del director.
Susana se quedo un poco rezagada mientras el resto iban al salón de actos, se quedo mirando esa foto… le resultaba conocido, le llamaba la atención…Arthur Callaveri…
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